Ser feliz y útil para los demás”
Dalai Lama
Hace 20 años, nace la Defensoría del Pueblo de Ecuador. En 1996 vía reformas constitucionales conocidas y debatidas por el entonces Congreso Nacional se dio paso para que la Defensoría del Pueblo se instituya constitucionalmente como una entidad cuyas funciones estuvieron dirigidas a promover y patrocinar los recursos de Hábeas Corpus y de Amparo, así como defender la observancia de los derechos fundamentales de las personas.
Frente a la propuesta de reforma constitucional, diversos sectores políticos, sociales y el propio régimen participaron en la elaboración de lo que en 1997 sería la Ley Orgánica de la Defensoría del Pueblo.
Los organismos de derechos humanos apostaron a la reconstrucción histórica y buscaron en ella los antecedentes de lo que hoy es el Defensor del Pueblo; así recuperaron la historia de lo que fue el Tucuyricuy, funcionario encargado de vigilar la compleja administración imperial inca y observar los abusos contra los súbditos. Asimismo miraron el rol del Protector de los indios, Fray Bartolomé de las Casas, valiente defensor de los pueblos sometidos; revisaron también la labor del Ombusman Sueco cuyo mandato estaba al servicio directo de las personas: de la misma forma analizaron las atribuciones del Defensor del Pueblo de España que tuvo gran influencia en América Latina; para finalmente valorar el más importante hito internacional expresado en la reunión técnica de las Instituciones Nacionales de Derechos Humanos, realizado en París en 1991 y promovido por el Centro de Derechos Humanos de Naciones Unidas, cuyo resultado final fueron los denominados Principios de París donde se consagra finalmente la misión de promoción y protección de derechos humanos de las INDH en el mundo entero.
En Ecuador, la Defensoría del Pueblo fue instituida constitucionalmente en 1996 y se ratificó su rango constitucional en los años 1998 y 2008; durante estos 20 años a través de legislación secundaria se ha incorporado atribuciones destinadas a la tutela de los consumidores y usuarios, en garantía del derecho de acceso a la información pública y la transparencia, para el patrocinio de garantías constitucionales, la protección de las personas con discapacidad, la reparación a favor de las víctimas de graves violaciones a los derechos humanos, la prevención de la tortura y la tutela de los derechos de las ecuatorianas y ecuatorianos en el exterior.
El camino recorrido ha permitido consolidar la evolución de una institución pluralista, participativa, independiente, autónoma, cooperante y constructora, cuyo anhelo es fortalecer la magistratura de la persuasión para observar y guiar al poder y a la sociedad desde la pedagogía y ética de los derechos humanos, para aportar en la profundización de la democracia sustentada en el diálogo y la transformación pacífica de los conflictos bajo un enfoque de derechos.
Finalmente y no menos importante son las características del personal de la Defensoría del Pueblo, mismas que requieren tener aptitudes muy particulares a fin de cumplir eficazmente su labor, estas son: un profundo compromiso con los derechos humanos, vocación de atención a las personas y una alta sensibilidad con la problemática social.
Trabajar en la Defensoria del Pueblo es una oportunidad para transformar y transformarse, para vivir los derechos humanos en lo público y cotidiano desde la interculturalidad, la equidad de género, la solidaridad integeneracional, la inclusión y no discriminación.
Después de 20 años contamos con una institución que se ha renovado y evolucionado, donde todos y todas quienes han trabajado en esta noble institución han hecho historia y han dejado huellas importantes; pero quizá la más valiosa es comprender que el verdadero significado de la vida es ser útil para los demás, recordando que la verdadera satisfacción está en servir a los demás, en convertirse en defensor/a de derechos humanos.
A 20 años de haberse llevado a cabo la creación de la Defensoría del Pueblo, las autoridades y sus funcionarios celebran los logros alcanzados en materia de protección y promoción de los derechos humanos.
El reconocimiento de los derechos de las personas y los colectivos como base primordial para la consolidación de la democracia y el estado constitucional de derechos es un reto constante que nos compromete como Institución Nacional de Derechos Humanos para crecer con la ciudadanía en pro de una sociedad solidaria, democrática y justa.
Ramiro Rivadeneira Silva
Defensor del Pueblo de Ecuador
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