El miércoles 16 de noviembre, Tiempo de Derechos abordó el tema empresa y derechos humanos, con el fin de conocer más sobre la obligación de las empresas de respetar los derechos humanos y hacerlos parte de sus políticas internas.
A pesar de que este es un tema pendiente en las sociedades, en los últimos años se ha debatido y colocado en la palestra pública con el objetivo de concienciar a la población mundial de que los Estados no son las únicas instituciones responsables de respetar los derechos humanos, sino que las empresas a escala global, además de cumplir con las leyes nacionales, tienen el compromiso de promover mediante políticas internas, el respeto por los derechos humanos.
Para tratar esta temática estuvieron en Tiempo de Derechos Ramiro Rivadeneira Silva, especialista en derechos humanos; Evangelina Gómez, coordinadora de Consorcio Ecuatoriano para la Responsabilidad Social; y Ernesto Kruger, director ejecutivo de Kruger Corporation; con quienes se revisó cómo Estado, sociedad civil y empresas pueden contribuir significativamente a la promoción de los derechos humanos.
Rivadeneira en su intervención aseguró que las empresas también tienen un nivel de responsabilidad frente a los derechos humanos. “Si es que no hay decisiones declarativas de derechos humanos por parte de las empresas, difícilmente va a cambiar el escenario. La empresa debe desarrollar protocolos específicos de respeto a los derechos humanos ”
Por su parte, Gómez explicó la historia de la responsabilidad social empresarial. “Desde el año 90 se empieza hablar de la responsabilidad social de las empresas como un modelo de gestión ambiental, económico y social”.
Mientras Kruger afirmó que las empresas en ocasiones se centran tanto en el público externo y en lo económico que olvidan lo esencial: el ser humano. “El fin es el ser humano. El concepto de nuestra compañía es la filosofía de la felicidad. Si un ser humano no es feliz algo pasa”.
Está comprobado que las personas quienes trabajan en una empresa en la que se respetan los derechos y se privilegia al ser humano frente al capital, son más productivas y aportan considerablemente al desarrollo organizacional.
Las empresas, sin duda alguna, constituyen por su capacidad económica, humana y tecnológica a escala local y global, uno de los principales actores de las sociedades, por ello poseen una gran capacidad de contribuir de manera positiva a la promoción y protección de los derechos humanos, al menos en su ámbito de competencia.